Durante mucho tiempo se ha discutido el
porqué de los diezmos y ofrendas, se hacen muchos argumentos, entre ellos, si
realmente funciona y el porqué de hacerlo, este principio que se ha dado desde
el principio de los tiempos y que de hecho es una ley universal, es uno de los
más grandes pilares de la economía en muchas de las empresas de mayor
relevancia a nivel mundial, y muchas familias también dan gran importancia a
esto declarando que sin la ayuda de Dios no tendrían una economía estable, en
las escrituras o registros sagrados encontramos muchos pasajes que nos declaran
la importancia de esta práctica para que se tenga una muy buena economía, se prometen
muchos beneficios o bendiciones para quienes hacen de esta práctica un estilo
de vida, pero aun así hay quienes argumentan que han hecho esta práctica y no
obtienen ningún beneficio o pareciera que en vez de prosperar están en
decadencia, entonces ¿es real la promesa que se hace de que seremos
beneficiados si cumplimos con esto?, o ¿Dios tiene preferencia de a quienes
ayuda y a quienes no? ¿o la ley no es tan universal como se dice?
Para resolver estas interrogantes vamos a
evaluar el principio más de cerca y ver qué es lo que está fallando, porque si
cualquiera cosa, sea un automóvil o una maquina no funciona como debiera, es
porque algo no está bien puesto en su lugar, porque de lo contrario no tendría
que haber ningún inconveniente.
Empezare por el concepto más simple: esta
práctica consiste en apartar el 10% de lo que recibimos ya sea por mes, por
quincena, por semana o por hora de trabajo, y este 10% es entregado a la iglesia
u organización, bien, este es el concepto
general que tenemos de lo que es el Diezmo.
Ahora adentrare a los detalles por medio de pequeñas frases:
1) “Dios ama al dador alegre”, bueno
entonces no es solo de dar por dar, hay que hacerlo con alegría, de corazón,
porque solo que sale del corazón llega al corazón. Entonces lo que Dios quiere que aprendamos es
a ser incondicional, porque cuando uno da de corazón, lo hace sin condiciones,
de por sí sabemos que recibiremos una gratificación, pero este no tiene que ser
el motivo que nos debe llevar a practicar el Diezmo, porque si este es el motivo
entonces no recibiremos nada.
2) “Si me amáis guardad mis mandamientos”;
esto es una declaración simple pero que nos dice que el amor a lo divino se debe
manifestar por nuestros actos llenos de devoción, amor, disposición y de manera
incondicional y a Dios no le interesa que cumplamos con la ley por compromiso,
porque de ser así es mejor no hacer nada que el resultado será el mismo, sino
que la a la ley la abracemos y la amemos tal y como lo haríamos con él.
3) “Dando es como recibiréis”, es
interesante pensar en que la diferencia entre algo muerto y algo vivo, es el
movimiento, por lo tanto cuando nosotros retenemos ya sea dinero u objetos para
nosotros mismos es como si no nos moviéramos, en cambio cuando damos a otros manifestamos
nuestro movimiento a otra entidad, por lo tanto la ley universal de que al dar,
recibirás, se pone en vigencia, siempre y cuando como vimos en el primer punto,
nosotros demos con felicidad.
4)”No temas, confía solamente”, es una
declaración muy interesante, muchas veces las personas se cuestionan si
sobrevivirán con el 90% de lo que les queda al pagar el Diezmo, pero es aquí donde debemos cultivar la confianza, porque la pregunta
es: ¿Realmente confiamos en él?, recuerden que esta vida es como si nosotros
camináramos sobre el agua, y con la mínima duda que tengamos en nuestros
pensamientos o corazón, fácilmente nos hundiremos.
Bueno entonces en conclusión, la ley del
Diezmo es real, y sus promesas también, pero el tema es que a veces no lo
practicamos como deberíamos, y creo que la clave mas importante es el sentimiento de gratitud, no solo a la hora de dar un diezmo sino también a la hora de dar cualquier otra donación o pago, y en muchas ocasiones queremos saber para qué se usa
exactamente ese dinero dentro de las organizaciones o entidades,
pero recuerden que tenemos que aprender a ser incondicionales, y eso quiere
decir, que aunque quemaran, tiraren, compraran drogas o utilizaran para
prostitución lo que doy, esto no tendría que importarme, porque lo que si
importa es que yo aprenda a amar las leyes superiores, que son las que nos
protegen de manera efectiva, si las cumplimos como se debe cumplir.
Que Dios los bendiga y los prospere, Amen.
Que Dios los bendiga y los prospere, Amen.
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