La presencia de Dios esta en todas partes, en cada lugar de este basto universo y podemos percibirla, pero hay cosas que hacen que no veamos o reconozcamos esa presencia, todo esta en nuestro enfoque, a donde es que guiamos nuestra atención.
Desperdiciamos mucho tiempo enfocándonos en los errores o supuestos defectos, tanto propios como de otros, por lo que experimentar la unión con Dios se hace una tarea muy complicada, nos dejamos dominar por los sentimientos negativos, algunos de ellos, son el miedo, cuando una persona tiene miedo, le es imposible percibir que no esta solo, le es imposible tener confianza, la angustia no nos deja ver con claridad los hechos de la vida, la depresión, no nos deja ver que la vida es infinita y que siempre hay opciones, la ira no permite que allá paz en nuestra mente y corazón, en fin, hay muchos sentimientos negativos y muchos surgen del constante deseo de ver que los demás hagan o digan lo que nosotros queremos que hagan, por estar buscando defectos como ya dije, por ser ingratos y no contemplar lo que ya tenemos y lo que podemos lograr.
No hace falta estar en un lujoso edificio para sentirse cerca del creador, el paraíso o el infierno están en nuestra mente, por medio de los pensamientos positivos nos podemos crear un mundo maravilloso lleno de oportunidades en la vida o podemos crear nuestro infierno donde todo se nos viene abajo, donde no hay esperanza, donde nos cruzamos de brazos y dejamos que nos den solo migajas, así que nosotros elegimos entre ambos caminos, lamentablemente estamo
s acostumbrados a pensar en forma negativa, cosa que con un poco de esfuerzo e replanteamientos mentales podemos erradicar.
Así que mientras mas felices, mas dichosos, mas abundantes, mas llenos de amor y mas llenos de paz y gozo estemos, mas estamos sintiendo la presencia de Dios, podrás estar en el lugar mas solitario y oscuro, pero si sientes a Dios en tu corazón no tendrás motivos para quejarte o puedes estar en una reunión religiosa o familiar, rodeado de lujos, bien iluminado, lleno de gente, pero sentirte solo, triste, desmotivado e incluso con sentimientos de envidia y destrucción.
Por lo que sentir la presencia de Dios no depende del lugar o las personas que nos acompañan, depende de nosotros mismos, depende de que admiremos y agradezcamos en vez de juzgar y rechazar, depende de hacer las cosas por pasión e inspiración y no por competencia y querer demostrar que somos mejor que otros, nadie es mejor, nadie es peor, todos somos una obra original que no tiene comparación.
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